Cómo preparar nuestras propias cazas del tesoro

Una caza del tesoro es un tipo de actividad didáctica muy sencilla que se utiliza para encontrar la información necesaria en algunos links seleccionados por el docente. Consiste en una serie de preguntas y una lista de direcciones de páginas web de las que pueden extraerse o inferirse las respuestas. ¿Por qué se llama "Caza del Tesoro"? Porque se supone que, respondiendo correctamente la "gran pregunta", los estudiantes obtienen el tesoro (que vendría a ser el conocimiento).


 El procedimiento de diseño y desarrollo de una “caza del tesoro” puede resumirse en los siguientes pasos:

1. Elección del tema y de los objetivos didácticos.


Sería conveniente escoger algún tema respecto al cual estemos insatisfechos con nuestro trabajo actual (si algo ya nos sale bien, ¿para qué cambiarlo?) y que intentemos crear algunas actividades nuevas, como cazas del tesoro, para cambiar la dinámica de la clase, nuestro enfoque o las actividades de los alumnos. Podemos añadir la caza a una unidad didáctica que ya tengamos elaborada y a la que queramos incluir el uso de la Internet como un recurso más.

Escojamos los objetivos del currículum que queremos conseguir con la caza. Incluyamos criterios de evaluación para saber si se han conseguido o no.

2. Preparación de la hoja de trabajo.


Podemos preparar una hoja de trabajo en soporte papel o en HTML para que los alumnos la consulten online o en el disco duro del ordenador y puedan ir a los recursos web con un solo clic de ratón, sin necesidad de escribir los URLs.
Estructuraremos la hoja de trabajo en cuatro partes: Introducción, Preguntas, Recursos y “La gran pregunta”

2.1. Introducción


En la Introducción se deben describir la tarea y las instrucciones para realizarla. Ante todo debemos despertar el interés de los alumnos por averiguar las respuestas a las preguntas.

2.2. Preguntas


Debemos listar y numerar las preguntas o pequeñas actividades a realizar. Para formular las preguntas, en el caso de alumnos jóvenes, deberíamos copiar y pegar las frases exactas que contienen la información relevante que queremos que encuentren (una de cada página web de la lista de recursos) y luego transformarlas en preguntas directas. Para alumnos más mayores, se pueden efectuar preguntas que impliquen actividades más complejar, relacionadas con la lectura comprensiva, la inferencia, la reunión y organización de información, la comparación, etc. Si plantamos prequeñas actividades, deben poderse realizar con cierta rapidez: leer un mapa, efectuar un cálculo, averiguar el resultado de una pequeña simulación, etc.

Por ejemplo, se puede preguntar sobre el por qué(análisis: ¿por qué las cosas ocurren de la manera en que lo hacen?), sobre el cómo (solución de problemas: ¿cómo pueden hacerse mejor?) y sobre el qué hacer (toma de decisiones: ¿qué opción debo escoger?). Para hacer preguntas consistentes, primero se debe escribir la pregunta, luego reformularla (un máximo de 50 palabras) especificando qué pretende que aprendan los alumnos respondiéndola. Luego, hay que revisar la primera formulación.

2.3. Recursos

A continuación debemos listar los títulos y URLs de las páginas a consultar para encontrar las respuestas a las preguntas o realizar las actividades. Se pueden utilizar buscadores especializados o genéricos. También se puede utilizar o adaptar una “caza del tesoro” de las que existen en la Internet y que han sido elaboradas y probadas por profesores.
Un buen hábito es ir recopilando los recursos interesantes que vayamos encontrando cuando navegamos por la red, aún cuando no sean lo que estábamos buscando: así podremos explorarlos posteriormente. Servicios como Diigo o PearlTrees “acumulan sabiduría” de una enorme cantidad de usuarios en forma de listas de links sobre un tema determinado. Los portales educativos tienen colecciones de recursos de interés curricular organizados por temas. Por ejemplo, Education World (http://www.educationworld.com). En castellano pueden encontrarse recursos en las web de la XTEC (http://www.xtec.es/), en Libros vivos e Temas Clave de Santillana (El listado de los temas en http://algomasquetecnologia.blogia.com/temas/webs-de-sm-libros-vivos/), en Intef, http://www.ite.educacion.es/gl/recursos y en los tantos portales educativos o buscadores generalistas como Bing o Google. Hay multitud de sitios de interés: periódicos, museos, universidades, editoriales, portales educativos, consejerías de educación, planes y proyectos de tecnologías digitales, redes educativas, páginas personales de docentes con colecciones de links interesantes, etc.
Para los más chicos (escuela primaria) se sugiere incluir sitios específicos que no sean los que ellos suelen consultar (Wikipedia o Youtube) para que abran su campo de investigación en la web. Es propicia la oportunidad para hacerles ver la diversidad de sitios y el poder evaluar la confiabilidad, validez y autoría de los sitios ofrecidos.
Es recomendable hacer preguntas no sólo sobre el qué, sino también sobre el por qué (implica análisis: ¿por qué las cosas ocurren de determinada manera?), sobre el cómo (implica solución de problemas: ¿cómo pueden hacerse mejor?, por ejemplo) y sobre el qué hacer (implica toma de decisiones: ¿qué opción debo escoger?). Para hacer preguntas consistentes, podemos hacerlo de la siguiente manera: primero escribimos la pregunta, luego la reformulamos, especificando qué se pretende que aprendan los alumnos respondiéndola. Luego, a la luz de nuestros objetivos, revisamos la primera formulación.

2.4. La gran pregunta

Incluir una pregunta final, global, cuya respuesta no se encuentre directamente en ninguna página de la lista de recursos, sino que dependa de las respuestas a las preguntas anteriores y de lo aprendido buscando las respuestas. Idealmente, debería coincidir con un objetivo curricular y puede incluir aspectos valorativos y de opinión personal sobre el tema buscado. Aquí podríamos trabajar normas, actitudes y valores pidiendo que los alumnos reflexionaran sobre las implicaciones personales, sociales, políticas, etc. del tema de la caza (si se presta a ello, naturalmente).

3. Formación de grupos

Se pueden formar grupos con los estudiantes en función de su experiencia y conocimientos sobre la Internet y la Web, de modo que los más experimentados ayuden y enseñen a los menos experimentados. Debemos asegurarnos de que los menos familiarizados tengan oportunidad de adquirir la experiencia que les falta (que no sean “apartados” de la computadora por sus compañeros o se inhiban ellos mismos). No debemos convertir la caza en una competición en base al tiempo.

4. Procedimiento


Dependiendo del número de computadoras conectadas a la Internet que dispongamos, organizaremos los periodos de búsqueda y los de organización de la información y respuesta a la preguntas.
Algunos consejos útiles para diseñar cazas del tesoro:
1. Identificar claramente el tema y el área de la caza (esto ayudará posteriormente, sobre todo si la publicamos y la compartimos con otros docentes por Internet).

2. Se debe procurar que las preguntas provoquen el pensamiento y la reflexión. Los estudiantes no deben limitarse a “copiar y pegar”, deben pensar para responder.

3. Menos es más. Nunca deberíamos incluir más de cinco vínculos. Con niños pequeños, lo ideal es uno o dos.

4. Se debe fijar un límite de tiempo para la caza del tesoro y monitorizar qué hacen los estudiantes: cómo realizan la lectura del sitio web, si comprenden lo que leen, si ingresan y se distraen con hiperenlaces del mismo sitio o los pueden navegar comprendiendo el sentido, si se distraen, si terminan muy rápidamente y sus respuestas iniciales son superficiales, si han entendido la tarea, etc. También es una oportunidad para enseñarles a los más chicos alguna técnica para copiar y pegar como así también, para “parafrasear” lo copiado.

5. Se debe planificar cómo compartirán la información los alumnos; una hoja de trabajo a mano o algún otro tipo de producto (una presentación, un procesador de textos, un audio o cualquier otro objeto digital).

6. Finalmente, se debe comprobar siempre, si hay vínculos muertos: la web es muy volátil y lo que un día está, al siguiente ha cambiado.

5. Evaluación

La manera más sencilla de evaluar una caza es en función del producto: es decir, de la cantidad y calidad de las respuestas de los estudiantes. Sin embargo, es interesante establecer algunos indicadores de la calidad del proceso: grado de elaboración de las estrategias de búsqueda, originalidad, trabajo en equipo, manejo de la tecnología, etc.

Una práctica recomendable es corregir la caza entre todos y dar oportunidad de que aquellos alumnos que no han encontrado las respuestas o las han elaborado poco, la rehagan con la colaboración del maestro o maestra.
Por último, publicar y difundir los productos finales obtenidos.
(Adaptado desde: http://www.uib.es/depart/gte/edutec-e/revelec16/adell.htm consultado marzo 2010)

Para aprender más sobre Cazas del Tesoro y Webquest consultar AQUÍ o AQUÍ (Fecha de consulta 18 de abril 2016).


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